La gran mayoría de los gerentes se enorgullecen de cómo administran sus negocios y especialmente a sus empleados. Simplemente dé un paseo en LinkedIn, donde las publicaciones de auto-celebración están a la orden del día.
En este artículo vamos a contarte los errores más comunes que comenten los gerentes en las empresas. Evitarlos marca la diferencia entre un gerente que logra resultados y un mal gerente que es odiado por todos.
A menos que quieras ser testigo del éxodo masivo de tus colaboradores y te encuentres con un equipo de trabajo diezmado, como directivo tienes que prestar mucha atención a tu comportamiento.
Hay muchos aspectos a tener en cuenta tanto desde el punto de vista laboral como relacional, para que las personas rindan al máximo y que estén satisfechas con el trabajo y el contexto de la empresa.
A continuación, se muestra una lista de los principales errores que se deben evitar al desempeñar un cargo directivo.
1. Abrumar a tus empleados con trabajo
Una carga de trabajo desproporcionada y quizás no retribuida por una mayor gratificación económica y/o personal, puede resultar seriamente contraproducente. De hecho, los trabajadores en este caso normalmente comenzarán a producir cada vez menos con la esperanza de volver a los niveles normales de trabajo o se irán.
2. No dar el debido reconocimiento al trabajo realizado
Estar siempre dispuesto a señalar los errores cometidos por un trabajador, pero no estarlo de la misma manera para decir «bien» o para darle una palmadita en la espalda cuando ha logrado un resultado positivo, solo generará frustración y pérdida de motivación. Un incentivo financiero o una recompensa puede ser una excelente manera de hacer sentir tu gratitud.
3. Enfatiza tu autoridad en todo momento
Un régimen jerárquico y autoritario, casi como si existiera una dictadura en la oficina, es la mejor manera de ahuyentar a las personas que trabajan contigo e incluso llevarlas a odiarte. El “yo soy el jefe, yo decido” no te llevará a ti ni a tu empresa a ninguna parte. Los empleados son ante todo personas y no subordinados a los que mandar.
4. No escuchar e ignorar el aspecto humano y relacional
Los empleados antes de ser tales son personas, como ya hemos mencionado anteriormente y el aspecto profesional debe coexistir con el humano. Entonces, tómate también 5 minutos de tu tiempo para hablar con tus empleados para conocerlos mejor, para saber cuáles son sus pasiones, sus intereses y quizás sus inquietudes.
Al trabajar juntos 8 horas al día, ¿no crees que la empresa se convertirá en un segundo hogar para ellos? Crear relaciones empáticas también mejorará el rendimiento empresarial.
5. No cumplir tus promesas y ser inconsistente
Las promesas pueden ser una fuente de gran motivación para tu equipo, pero, al mismo tiempo, si no se cumplen, hacen caer catastróficamente la confianza que se ha depositado en ti. Por lo tanto, si no estás seguro de poder cumplir lo que prometiste, es mejor que no lo haga. La consistencia es la base de tu liderazgo.
6. Gratificar y promover a las personas equivocadas
Mostrar y dispensar favoritismo hacia alguien, tal vez solo porque son amigos externos o porque te gusta, está mal. Un buen gerente siempre debe ser objetivo y evaluar a sus empleados desde un punto de vista estrictamente profesional, de lo contrario solo generará celos y frustraciones.
7. No compartir objetivos ni medir el progreso
Todas las empresas y todos los equipos de trabajo deben tener metas bien definidas. Estos no deben permanecer en las oficinas de los directores generales, ejecutivos o gerentes, sino que deben ser compartidos con todas las personas que contribuyen a su elaboración.
Establece metas, compártelas con tu equipo y adopta un sistema de gestión del desempeño para medir y mejorar los resultados obtenidos.
8. No escuchar las propuestas, ideas e iniciativas de tu equipo
Saber comunicar y saber escuchar es una habilidad fundamental, especialmente para un directivo, por lo que es importante dialogar y discutir con todas las personas que trabajan contigo.
Levantar un muro frente a cualquier propuesta que se te haga o ante una acción creativa, no es el comportamiento de un líder. Abrirte a nuevas iniciativas suele ser el primer paso hacia mejores resultados.
9. No dar comentarios de manera efectiva
Está mal dispararle a una persona en público o culpar solo a un compañero de trabajo en lugar de a todos los que causaron un error. Al mismo tiempo es un error no dar una retroalimentación efectiva sobre el trabajo realizado.
De esta manera nunca habrá crecimiento e inevitablemente los empleados, especialmente los mejores, podrán sentirse abandonados y tirar de los remos en el bote.
10. No inspirar y motivar a tu equipo
Como gerente, tu objetivo es hacer que tus empleados se desempeñen al máximo y asegurarte de que siempre estén satisfechos y motivados para lograr los objetivos juntos. Trata de comprender de inmediato los factores que motivan a las personas que trabajan contigo y úsalos especialmente cuando, por la razón que sea, tienen menos rendimiento.